Cuando tiempo atrás la plantaron
pensaron que un día crecería
y que muchas vidas alegraría,
sin pensar que lo que crearon
Ya no era hija de los colores,
habíase tornado en
hiedra venenosa,
celosa y envidiosa,
génesis de males y dolores.
Embuida en sus adicciones
vive del jardinero y las abejas,
se cree libre y vive tras las rejas
de sus propias obsesiones.
No consiguió en la vida polinizar
porque hasta el pistilo más fértil
temió perder su linaje en planta fútil
y prefirió extinguirse que engendrar.
Ponzoña salen de sus pétalos,
espinas escondidas cubren su tallo,
ojos llenos de patas de gallo
en cuerpo de un enano búfalo.
Digo enano porque nunca creciste
y no hablo de la estatura
sino de tu escasa cultura,
la vagancia fue lo que preferiste
para llenarte la boca de hechos
de la cual dices ser heroína,
pretendes engañarnos con tus felonías,
pues tu crueldad no tiene techo.
Qué pobreza en tu mente y tu alma,
sacas las garras al menor descuido,
eres mucha alharaca, mucho ruido,
tu vida no tiene ni paz ni calma.
Quédate con tu mediocridad,
de ti yo no espero ni un plato de comida;
no te deseo el mal, pero en la vida
todo da vueltas, la verdad.
Ahora entiendo porque ningún hombre
osaría poner manos en tu jardín marchito,
¿Será que está 'salado' o maldito?
Ay, mujer boba, no haces gala de tu nombre.
Y así vivirás seca, provocando dolor,
clavarás espinas, pues ya no tienes color,
eres sombra y envidia sin pudor,
hace tiempo murió una cándida e inocente flor.